En una reciente discusión, Antero Alvarado, el Socio Director de Gas Energy para Venezuela, arrojó luz sobre las incertidumbres que rodean el pacto con Trinidad y Tobago para la utilización del campo de gas Dragón: la licencia sancionada por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos impone restricciones similares a las impuestas a Chevron, prohibiendo a la administración de Maduro obtener beneficios.
Ubicado dentro de las aguas territoriales de Venezuela, en proximidad a la costa noroeste de Trinidad y Tobago, el campo Dragón contiene una impresionante reserva de 4.2 billones de pies cúbicos de gas natural: esta cantidad sustancial es crucial para las exportaciones de gas natural de Trinidad y Tobago, lo que genera preocupaciones sobre su capacidad para atender a la región del Caribe debido a un potencial déficit de gas.
El Campo Dragón se presenta como el último recurso de Venezuela para satisfacer esta demanda, con el permiso de gas que brinda una oportunidad esencial para los desafíos regionales y la colaboración fiscal.
En un avance significativo, funcionarios de Venezuela y Trinidad han firmado un acuerdo, lo que significa una estrategia renovada entre las dos naciones: a pesar de los intereses mutuos y la cercanía geográfica, los países siempre han mantenido su distancia a lo largo de las décadas. Por lo tanto, este acuerdo tiene como objetivo ampliar la cooperación económica, fortalecer los lazos comerciales, empresariales y de comunicación entre ellos.
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